tengo en mi vida
una riqueza que es
pura paradoja:
se escurre entre mis
dedos aún siendo oro
deja huella a la vez
que
me enseña a no apretar
el puño
para que no
desaparezca su brillo
a no apurar su
disfrute
sabiendo que es mejor
que vaya se vaya
que intentar detenerla
y dejar de verla
de tenerla entre los
dedos
aunque sea un instante
un instante que pocas
han sabido vivir
que pocas han sabido como
ser su puente.