Aquí algunos textos nacidos del último círculo de escritura colectiva, en diciembre del 2024
autoras tímidas, pero intensas ( se puede, si: una contradicción entre otras tantas...)
otras tantas, tantas
otras…
la
(otra) que recuerdo.
Con
cierto grado de timidez, vergüenza, inseguridad por
mi cuerpo, mi rostro, mis capacidades. Inseguridades que otros
sembraron en mi. Todos esos años intentando demostrar a mi madre,
que yo sería lo que ella esperaba de mi.
Creo
que nunca la convencí, porque yo tampoco lo creía.
Hoy me
pienso y me construyo con esfuerzo, diferente, rebelde...
Pero no
me olvido de la
que fui ,me pesa y a la vez me da fuerzas para no renunciar a la
que quiero ser.
Marisa,
Jose,Marisa
L.
así
Como
un torbellino que movía objetos al andar,
aún
en la insistencia por dejarlos
en su sitio,
por
evitar que se descubra aquello que inquietaba
por
evitar que la ebullición aleje y distancie a las personas.
Así,
con ese brazo largo de movimientos oblicuos.
Así,
con ese cuerpo inquieto
me
posaba en mi propio vértice
y
contagiaba,
y
desbordaba,
y
salpicaba,
también,
vitalidad
y derrapes.
Analía
D.
La
otra que deseo ser
La
que se despierta y no piensa” no quiero este día” sino :“qué
traerá este día “, mientras se prepara un mate sin reconectarse con
pensamientos anteriores como una computadora “reseteándose”.
La
que es más liviana, menos detallista.
Una
que está bien plantada porque tiene presente sus raíces y confía
en sus decisiones sin tanta vuelta, tanta duda; sin tanto análisis.
Jose
Caminaba
sin detenerme por el cordón de la vereda,
Continua,
con pasos largos.
Hasta
llegar a aquel portón que “chillaba” al abrirse.
Atravesaba
el pasillo,
buscaba
apurada las llaves en el fondo de la mochila.
Abría
la puerta.
Entraba.
Atravesaba
la casa hasta llegar al patio.
Miraba
por la ventana.
Allí
estaba.
Dispuesta
a escucharlo todo.
Siempre
allí, esperándome
fiel
seguramente
o
temerosa de quedar abandonada
a
una suerte indescifrable
¿Qué
sería de mí, si ella no estuviera?
¿Qué
sería de ella si yo no estuviera?
¿Quién
amó más a quién?
Ella,
con sus anchas orejas peludas
yo,
con mis soledades infantiles a cuestas.
¡Cómo
pesa la soledad en la infancia!
¡Cuánto
pesa no saber, no entender!
Los
adultos ajenos a nuestras seis patas,
a
nuestras conversaciones,
nunca
entendieron que ese fue el primer amor verdadero de mi vida.
Analía
D
y Lourdes
La
que oculto, La que recuerdo, La que seré
Dije
que no tengo grandes expectativas respecto a la que seré… pero
después pienso: por qué?
Puedo
atreverme.
Puedo
recordar, conectarme con mis inseguridades antiguas… algunas
sobreviven; algunas partes de mí están ocultas, no quiero
mostrarlas, no tengo obligación de hacerlo.
Puedo
tener un espacio que sea sólo mío, eso sería maravilloso.
Poder
sacar lo que aún no puedo, sanarlo. Viviré sin miedo, sin
importarme lo que piense nadie (aún me quedan resquicios),
descubriré lo que aún no conozco de mí
Aunque
en verdad nunca pienso demasiado en eso.
Marisa
L., Jose